De cada impulso, rabieta y puño, se entonan mis sentidos y mi visión se
vuelve más aguda. De cada razón, idea y faceta son intuiciones de poco carácter,
de mal hechor a caricias y de un sentimiento profundo a una gravedad sin fondo.
Es parte de mi naturaleza y gentileza el sentir menos fuerza ante
vuestra presencia; es de más de mil razones el llanto en vuestra sonrisa.
Disculpadme por darme cuenta y disculpadme mas aun, por ser sus causas.
Son de gran ardor vuestras ofensas y de mayor aun aquellas que no intentáis.
El dolor mayor causado es aquel que dejáis de causar. Porque llega el momento y
el segundo donde se nivelan las costumbres y los dolores... y el momento que no
siento mas dolor es el momento en que vos, dejáis de existir.
Y de gran ternura y de mayor incluso pena, a vos, le pedí adiós.
Mil gracias por las maravillosas historias que me tocan por olvidar.
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