Acaricias mi rostro lentamente y mi piel desvanece. Entristeces e intentas besarme y nada sientes. Lo que no existe no se siente.
He aquí yo, desvanecido e invisible en un penumbra fantasmagórico que solo tu puedes ver ya que mi rostro es real, pero no existe. Esquina a esquina lo veras, no lo sentirás. Correrás y recordaras, almacenando el sentimiento, guardándolo para un día expulsarlo; deseando al mismo tiempo que ese día nunca llegue.
Si mal no existe en el vacío, mira al espejo a ver que encuentras. El mio lo veo oscuro, mas oscuro que el vació y consume lo poco que queda de mi.
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