viernes, 25 de noviembre de 2011

Mundos




¿Sabe lo que es derretirse ante el mundo?

En el que nos recuerda constantemente que lo bien se encuentra, lo real es crudo y la verdad siempre es incierta. Los escudos ficticios son erróneos y falsos, no hay tal cosa que no nos afecte… pero derretirse ante su mirada… ¡oh que desilusión!

Saber que los amores no crecen, pero sobreviven. Que la vida persigue no más que la muerte, y esta, sigue en su cola. Perseguir unos labios cuya sonrisa… tan deslumbrante, locuaz… ¡más bella que la inocencia le digo! Pero mis palabras guardan pausa, ya que el acto poco distinguido es de poco recordar.

¡Originalidad, como dictan los ángeles! Como tantos son los recuerdos, los esfuerzos de permanecer inquieto se esfuman, tanto como los vientos fuertes de un cuarto cerrado; no existen tales fuerzas. Por una debilidad tan feraz, veloz y cruel… haciéndome caer ante sus pies.

He de llenarme las agallas de fuerza, subirme los ánimos con estúpidas promesas y sensaciones de grandeza; prometiéndome a mí mismo, seré yo quien conquiste, dominancia y avaricia… Nunca es mi meta encontrar la rosa más bella del jardín… es estar preparado para ella.

Por un amor platónico insistente, persistente y poco existente… donde los lugares vacios no existen y la luna canta su melodía todas las noches…

Lo sacrificaría todo, absolutamente todo por ella… que hace perderme en el espacio, hacer de mis corazones fallidos como si jamás existieron.

“Pues por ti brindo, porque eres capaz del olvido sin razón de ser parte de ello.
                Pues por ti brindo, que inolvidable es el sentimiento que provocas entre mis venas.
                Pues por ti brindo, ya que entre las ilusiones del sentimiento, existes sin mantener ninguna distancia entre la realidad y la verdad”.

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